Por Antonio Veiga Dr. en Educación Ambiental. MSc. Manejo de RNR. Ing, Agrónomo. Docente-Investigador UNELLEZ-VPA. (antonioveiga69@gmail.com). Linkedin: https://www.linkedin.com/in/dr-antonio-veiga-docente-investigador-84529972/
La Economía Circular es una estrategia político-educativa de las Naciones Unidas (N.U.) para lograr un desarrollo mundial en bucle, es la evolución de la idea que impulsó la “Educación Ambiental” definida en los años 70 del siglo XX, que luego evolucionó al “Desarrollo Sustentable” desde el informe Brundtland o “Nuestro Futuro Común” (1987), concepto que se consolidó masivamente en el encuentro de la tierra en Río de Janeiro en 1992. Para no alargar la historia, su significación permea transversalmente en los 17 objetivos de la “Agenda 2030”, acordada por la mayoría de los países de la tierra a partir de 2015, como una hoja de ruta para los Estados y gobiernos en relación con el flujo de los materiales usados por la sociósfera y su gestión en relación con la ecósfera hasta el año dos mil treinta.
Pero ¿qué es
un desarrollo mundial en bucle? Y ¿por qué las N.U. quieren que tomemos esa
sinuosa dirección? Para entender esto, primero debemos pasearnos por comprender
nuestro actual modelo de desarrollo, que nos guste o no es del tipo “lineal”.
Lineal significa que estamos en una “sociedad de consumo” donde la maquinaria
comercial nos vende productos y servicios que se hacen cada vez más “necesarios”
para nuestra “calidad de vida”, pero que en la mayoría de los casos
desconocemos como colectividad de donde vienen los materiales para construir dichos
productos que nos “hacen felices” y que una vez usemos tampoco sabemos ¿a dónde
van a parar?
Es fácil
saber, en el caso de equipos valiosos como celulares, electrodomésticos y otros
enceres que usualmente manejamos en nuestro día a día, los cuales al dañarse
(obsolescencia programada) habitualmente terminan en una gaveta los más
pequeños, en un armario o trastero los más grandes por años, muchas veces han
sido descartados aun estando operativos (obsolescencia percibida). Pero hay
otros materiales, “menos valiosos” que son descartables y de un solo uso, como
empaques, bolsas de supermercado, vasos desechables, botellas plásticas
descartables, contenedores de comida y una larga lista de materiales
principalmente plásticos y otros sintéticos.
En
consecuencia, somos irresponsables como sociedad debido a que cada vez que
compramos un producto, desconocemos todo el impacto ambiental y social que
causó en todas las fases ocurridas desde la extracción de la materia prima,
diseño, manufactura, su comercialización hasta que llegó a nuestras manos y
mucho menos estamos conscientes de los impactos que van a causar todos estos
materiales una vez desechados, los cuales tarde o temprano terminan en rellenos
sanitarios o en lugares apartados de nuestra vista convenientemente.
Lamentablemente todo este modelo lineal se está revirtiendo en nuestra contra,
con la pérdida de calidad de agua, aire, suelos y peor aun impulsando el temido
“cambio climático”. Y ¿Cómo impulsamos a la Economía Circular? .
Con la evolución conceptual hacia la Economía
Circular, la cual va dirigida a hacer conscientes al ciudadano común de que sus
acciones individuales pueden contribuir a la solución del problema ambiental y
son valiosas a través del “consumo responsable”, “basura cero”, horticultura vertical orgánica urbana,
economías locales vibrantes y demás acciones sostenibles en la disminución de
nuestra huella ambiental, “torcer” la linealidad, conectar nuestras salidas
ambientales con entradas en nuevos sistemas que recuperan, reparan, reúsan,
reducen o reciclan materiales en aras de mitigar y revertir la situación actual
y darle oportunidades a las próximas generaciones de tener un planeta para
vivir con calidad.
Y ¿por dónde
empezamos? Cada sociedad, cada país en mayor o menor medida han comenzado a
aplicar medidas, por lo que muchos ciudadanos del mundo cada día adoptan
mejores formas de gestionar sus materiales, bien sea por que donan su ropas en
desuso, reparan y venden artefactos aun utilizables con precios competitivos,
realizan composteros en casa y usan su material para cultivar en macetas,
pequeños jardines u horticultura vertical, otros se dedican al arte urbano con
materiales de reúso; elaboración de juguetes artesanales, acciones hay muchas y
cada día se añaden más personas a este movimiento, información en la red de
redes hay suficiente y cada vez más.
Tutoriales y
canales en favor de iniciativas en economía circular por Youtube, grupos
organizados de acciones para el intercambio de materiales en Facebook,
propuestas interesantes de arte urbano y otras creaciones visuales por Instagram,
denuncias constantes por delitos contra el patrimonio natural por Twitter,
Blogs que comunican y educan como este blog de Economía Circular. Es decir, las redes sociales
acortaron distancias como efecto de la globalización y las tecnologías de
información y comunicación en tiempo real, pues nos informan y alertan sobre la
temática. Pero aun así son voluntades que se encuentran dispersas en la web,
están poco visibilizadas por ser emprendimientos sociales de bajo presupuesto y
quizás lo principal: el bajo interés público en esta dirección de desarrollo en
forma de bucle.
Para ir
cerrando la brecha, se considera como medida necesaria la gestión de una red
social abierta, inclusiva, que muestre nuestras experiencias individuales y
colectivas, con la posibilidad de conectar voluntades, acciones, intereses y
eventos entre otros. Ya existen experiencias digitales importantes al respecto,
pero como ya dijimos aún están dispersas y desconectadas. Se está haciendo hora
de sumar y hacer un círculo virtuoso con todos estos esfuerzos desde la web,
algo parecido a una gran red que sea un hibrido entre Wikipedia de la Economía
Circular con FaceBook adicionado con una plataforma de intercambio de
materiales tipo “MercadoLibre” para que las personas también hagan
emprendimientos con interés comercial. ¿Qué te parece si lo construimos juntos?
Te invito ¡vamos por ello! Éxitos.